Uno de los edificios más enigmáticos que podemos encontrar
recorriendo el Camino de Santiago se ubica solitario en medio de un campo de
cereal, cerca de la villa navarra de
Muruzábal. Todos los que nos hemos
sentido atraídos por la historia templaria hemos sentido la necesidad de
conocer esta iglesia. Probablemente, la
ausencia de documentos haya hecho de Santa María de Eunate, un hervidero de hipótesis.
Nunca se sabrá a ciencia cierta los motivos que llevaron a los
caballeros Templarios a elegir este lugar deshabitado donde solo se ven
campos agrícolas para la siembra de
cereales. Aunque también hay fuentes que relacionan el templo con los
Caballeros de San Juan, cuya presencia en las rutas jacobeas está más contrastada y lo podían haber
utilizado como complejo hospitalario para la asistencia a peregrinos. Según una
amiga navarra muy aficionada al románico y al esoterismo, Eunate, pudo
funcionar como capilla funeraria y que era probable que existiera una “linterna
de muertos” para velar por los difuntos, en el lugar que hoy ocupa la espadaña.
Habrá pocos aficionados al románico que no hayan visto alguna vez la
inconfundible silueta de la iglesia de
Eunate, que se caracteriza por su planta octogonal rematada por un ábside
semicircular orientado al este como es habitual, rodeado por una arquería
también de planta octogonal. Según la mayoría de los autores se cree que esta
galería tenía carácter procesional en forma de claustro, pero sea como sea, la
verdad es que se han encontrado numerosos enterramientos cerca de la arquería,
lo que refuerza la tesis del carácter funerario del templo.
Esta arquería consta de ocho tramos; tres orientados al norte que
llevan arcos de medio punto apoyados por columnas pareadas que se rematan con
esquemáticos capiteles; el resto están
repartidos por los lados sur, este y oeste y podemos ver que apoyan en
pilastras prismáticas y es de suponer que se debe a una reforma más moderna.
Por encima de la cubierta se levanta una espadaña con dos troneras
para las campanas.
Los capiteles que encontramos en los tres tramos originales, aunque
bastante erosionados todavía se aprecian temas vegetales con zarcillos, grandes
máscaras vomitando tallos que nos recuerdan a los “Green Man”, leones afrontados
y un crucificado al que le falta la cruz y que está rodeado por un grupo de
personajes.
Los ocho lienzos o calles en que se articula el octógono del cuerpo
principal están separados entre sí por columnas en los ángulos que finalizan en capiteles decorados con motivos vegetales que llegan hasta las cornisas, que
están apoyadas en grandes canecillos sin decorar.
Muy interesantes son las portadas de acceso a la nave, sobre todo
la situada en el muro norte, que coincide con los tramos originales de la
galería. Esta portada se abre por medio
de cuatro arquivoltas decoradas con baquetones que apoyan en jambas lisas y
columnas cilíndricas alternativamente y se rematan con capiteles decorados. Cubre las arquivoltas un bellísimo guardapolvo en el que se representan distintos personajes humanos
que conviven con animales imaginarios y seres monstruosos.
Unos cimacios labrados a base de zarcillos y palmetas inscritas,
coronan los capiteles que presentan una decoración de motivos vegetales los exteriores
Los capiteles, coronados por cimacios labrados a base de zarcillos y palmetas
inscritas en círculos, presentan decoración vegetal los exteriores; y unos
mascarones cuyas barbas se prolongan por la cesta en forma de tallos.
La columna interior derecha luce en su capitel una figura que si la miras
de arriba abajo aparece una simple cabra, pero si le observas al revés parece un
diabólico rostro con barbas en espiral que algunos han identificado como “Baphomet”.
Una de las principales acusaciones de los enemigos de la orden de los
Templarios, tenía que ver con Baphomet, un misterioso personaje al que, se
decía, que los templarios lo adoraban. Baphomet era una insignia, una
demostración de la maldad y por ello no había más remedio que destruir la orden,
como así fue.
.La otra puerta se encuentra en el costado opuesto a la cabecera, y
se abre por medio de un simple arco de medio punto cubierto por un guardapolvo
adornado con motivos de zigzag.
La fama de esta iglesia románica del Santo Sepulcro de Torres del
Río viene determinado por ser uno de los pocos templos poligonales de España.
También por su belleza y rigurosa calidad constructiva, con magníficos sillares y cuidada terminación en
todos los detalles, tanto escultóricos como arquitectónicos
Santo Sepulcro de Torres del Río
La iglesia de Torres del Río ha sido atribuida tradicionalmente, como
es habitual en las iglesias de planta poligonal, a la Orden de los Caballeros del Temple, si
bien no hay ninguna prueba documental que lo corrobore. También hay quien dice que pudo ser
construida por la Orden del Santo Sepulcro por sus reminiscencias con el famoso
templo de Jerusalén.
Hay bastantes voces que dan
por sentado que el uso de esta iglesia, al igual que la que Santa María de Eunate
fue principalmente funerario. Su linterna superior se ha asociado con un
"faro o linterna de los muertos". La función de esta pequeña torre o
linterna parece que es doble. Se mantenía encendido un fuego en su interior que
permitía ser avistada desde largas distancias por los peregrinos.
La iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río tiene planta de octógono
ligeramente irregular, con un ábside de semicircular orientado al este, prácticamente
liso salvo una pequeña cenefa y una ventana en el centro, además de una torre
cilíndrica al oeste. La fachada principal se divide en tres cuerpos. Siendo el primero liso salvo donde se abre la
portada.
En el segundo cuerpo vemos
varios arcos ciegos apuntados en uno de los cuales se abre una ventana de medio
punto con una arquivolta formada por cuatro dovelas lisas cubiertas por un
guardapolvo decorado con flores cuatripétalas. Apoya en dos columnas con
capiteles decorados con aves y motivos vegetales.
El cuerpo más alto, es el más completo de todos, compuesto por tres
ventanales de arcos de medio punto formados por dos arquivoltas de baquetón y escocias
en las que vemos una hilera de bolas.
Por encima de las arquivoltas corre una chambrana con una decoración geométrica. Apoya el conjunto de columnillas coronadas
por capiteles decorados con diferentes motivos vegetales.
La fachada está reforzada y embellecida por columnas que llegan
hasta el alero donde ayudan a sujetar la cornisa. Los canecillos de esta
cornisa son trilobulados, de influencia islámica. La puerta de ingreso se encuentra en el paño
meridional. Es muy sencilla y bastante reconstruida como se aprecia en las
columnas, cuyos capiteles son lisos.
En el interior el elemento más valioso de la iglesia del Santo
Sepulcro de Torres del Río es su estructura vertical y en especial, su
abovedamiento. La bóveda principal es de evidente raigambre califal, con ocho
arcos que se entrecruzan, con lo que se
conforma una estrella de ocho puntas.
San Prudencio
Álava
Tuesta * La Asunción
Esta iglesia sufrió una excesiva restauración en el año 1962 en al
que suprimieron un enorme torreón medieval que según algunos entendidos lo habrían
levantado los caballeros Templarios, pero eso creo que son solo leyendas
interesadas. La planta original de este templo es de una sola nave, cabecera con un amplio
presbiterio y ábside poligonal de seis
lados. Una gran portada abierta en el muro sur, quizá algo más tardía y un
conjunto escultórico con la Epifanía.
La iglesia de la Asunción de Tuesta es conocida por su monumental
portada abierta en el muro sur, que se abre mediante seis arquivoltas y
chambrana bastante apuntadas que apoyan en seis pares de columnas y dos jambas.
Por encima de la clave del guardapolvo posteriormente se colocaron siete
estatuas de claro estilo gótico, con las escenas de la Epifanía y la
Anunciación.
Podemos ver en el lado izquierdo a los tres Reyes Magos, de forma
escalonada y portando sus presentes; a continuación en el centro la Virgen
María con el Niño sentado en su pierna izquierda, le sigue San José, en este
caso de pie y no dormitando como es habitual; el arcángel San Gabriel que anuncia a María, situada en el extremo, la buena nueva..
De las seis arquivoltas, las dos interiores son las más simples, decoradas con
motivos geométricos de dientes de sierra y arquillos lobulados. La tercera arquivolta es figurada y se compone
de diez ángeles con instrumentos musicales.
La cuarta arquivolta quizá sea la más interesante, pues en ella se
representan los oficios y actividades cotidianos de la época, por medio de
personajes con distintas actitudes, como comer, beber, dormir, pelear, un
avaro, monjes leyendo libros, músicos, un personaje itifálico, etc.
En la quinta arquivolta representa un bestiario con animales
reales, la mayoría cuadrúpedos y la sexta se compone de otro bestiario, esta
vez de animales fantásticos, en los que abundan los alados, aunque también
vemos dragones, grifos o esfinges, además de una lucha entre un hombre y una
fiera.
En los capiteles de las columnas podemos ver personajes peleando y
abrazándose y a San Miguel luchando con un
dragón. En el otro lado vemos un sagitario apuntando con su arco a un grifo, dragones y arpías, o a San Martín compartiendo
su capa con un mendigo.
El ábside es de gran monumentalidad con unos anchos contrafuertes que envuelven los amplios ventanales situados en las
calles del mismo. Estas ventanas se abren mediante dos arquivoltas de boceles
que apoyan sobre dos parejas de columnillas.
Bajo la cornisa podemos ver una extraordinaria colección de
capiteles y canecillos muy bien conservados, donde abundas las cabezas humanas,
aunque también podemos ver alguna de león y varios animales de cuerpo entero.
Por el interior la bóveda del ábside consiste en seis nervios que
apean en columnas adosadas y rematan en una clave común decorada con varios
relieves policromados. En uno podemos
ver un Pantocrátor con una cruz en la cabeza bendiciendo con la mano derecha y
el otro más sencillo presenta las figuras de dos ángeles a los lados de una
cruz patada. (Otra referencia a los Templarios)
La nave se cubre con bóvedas
de crucería sencilla con nervios muy
anchos. Los arcos fajones son doblados y apuntados, los apoyos son pilastras a las que se adosan
ocho columnas coronadas con capiteles con motivos vegetales, otros con cabezas
humanas, algunas con rasgos grotescos.
En el lado norte de la cabecera podemos admirar una imagen de
madera policromada de la Virgen y el Niño “La "Virgen Blanca" aunque
creo que ya es de época gótica.
San Prudencio
de Armentia
Cuando viajas
por la provincia de Álava visitando templos medievales por su geografía
ves que ha conservado muchas de sus obras románicas, pero se aprecia que
la densidad de iglesias es muy desigual dependiendo de unas comarcas o de
otras. San Prudencio de Armentia es una de las construcciones románicas
más espectaculares que nos encontramos dentro de la provincia de Álava y en la
Edad Media fue un importante centro espiritual.
En el tiempo
comprendido entre los siglos IX y XI este templo fue sede del obispado, pero el
edificio que hoy podemos contemplar ya es un a construcción románica de la
última década del siglo XII. Su planta es de una sola nave con crucero y
un pequeño ábside semicircular. Originariamente este templo fue construido con
planta de nave única con transepto, presbiterio y ábside de tambor realizado en
magnífica sillería.
En los aleros
de la cornisa vemos una extraordinaria colección de canecillos bellamente tallados
y que sin duda fueron reubicados a lo largo de toda la cornisa y que han
servido de ejemplo a numerosos templos de las cercanías. La mayoría
son de gran belleza decorativa que pueden ser obra del segundo escultor que trabajó
en este templo.
Exteriormente
el pequeño ábside se articula en tres lienzos o calles por medio de
dos columnas adosadas que llegan hasta la cornisa a la que ayudan a
sustentar por medio de dos capiteles vegetales. En cada una de las calles
se abre una buena ventana aspillerada con arco de medio punto, arquivolta,
columnas y capiteles. Sus dos cuerpos se dividen horizontalmente por
medio de una imposta ajedrezada que corre a la altura de las bases de las
columnas.
Lo más
llamativo lo encontramos en el exterior y se trata de varias piezas recolocadas
en la galería que da acceso a la iglesia. Vemos los tímpanos que con
seguridad pertenecieron a las dos portadas antiguas. En el lado izquierdo
se han colocado unos relieves que, sin duda, pertenecieron al templo
anterior. Se trata dos grandes tímpanos que casi seguro pertenecieron a
las antiguas portadas desaparecidas.
Uno de éstos
tímpanos, el más grande representa la Ascensión de Cristo en el que aparece
rodeado de once apóstoles, (cosa extraña que solo sean once, a no ser que sea
debido a la ley del marco) y dos personajes que parecen representar a Enoch y
Elías. La figura de Cristo está descabezada y no guarda relación con la
de los apóstoles al ser su tamaño mucho mayor.
Por encima de
las cabezas de los apóstoles se han colocado unas edificaciones acastilladas
que sin duda representan a la Jerusalén Celeste.
Vemos otro
tímpano que quizá perteneciera a una portada secundaria que representa al
Cordero Místico, con una cruz entre sus patas y dos personajes, probablemente
San Juan e Isaías.
Poco más
abajo se encuentran dos ángeles sosteniendo un gran crismón. En todo el
grabado podemos ver inscripciones relativas a Cristo. Bajo este tímpano
se encuentra un nicho sepulcral con gruesos barrotes unidos por arquillos
trilobulados que nos permite ver por el hueco un sarcófago decorado.
Empotrados en
el muro este del pórtico encontramos dos extraordinarios relieves del
siglo XIII, que según nos describen algunos autores estaban colocados en la
parte alta de la fachada principal. En uno se representa el Santo
Entierro, donde vemos a las tres Marías ante el sepulcro de Cristo; que parece estar
relacionado con los relieves del claustro del Monasterio de Santo Domingo de
Silos.
En el otro el motivo representado es el tema de la Anástasis o el
Descenso de Cristo a los Infiernos. En la parte de abajo podemos ver una
representación de la escena del Santo Entierro donde se muestra el
pasaje, bastante dañado de la Resurrección, representado por varios
soldados durmiendo.
Santa María
de Estíbaliz
La iglesia de
Santa María de Estíbaliz es una construcción románica del siglo XII con planta
de cruz latina una cabecera de tres ábsides de los que central es muchísimo más
ancho y alto que los absidiolos laterales. Se articula por medio de dos
columnas adosadas con capiteles vegetales que no llegan hasta la cornisa.
Es todo
macizo, sin ninguna ventana y la cornisa se apoya en una serie de canecillos
figurados en los que vemos cabezas de animales, un asno con un instrumento
musical, una cabeza monstruosa, una cabra, un león, dos pequeños leones
afrontados, un pez, etc. Los dos absidiolos son enormemente simples
aunque en ellos se abre una pequeña ventana con una
arquivolta y un guardapolvo
moldurado que apoyan sobre un par de columnas decoradas con capiteles con motivos
vegetales
La fachada
principal se compone de tres cuerpos, en el bajo, la portada; en el segundo un
gran ventanal, y en el último una espadaña con dobles troneras. La
portada abocinada está protegida por un tejaroz apoyado en una serie de
canecillos.
La ventana
del segundo cuerpo se abre por medio de tres arquivoltas de baquetón y un
guardapolvo ajedrezado. Descansan en columnas coronadas por finísimos capiteles
con una bella labor de trépano, los interiores con entrelazos y cabecitas
humanas, con rosetas o una flor de lis. Corona la fachada la espadaña con
dos troneras.
El elemento
más destacado de este muro es su extraordinaria portada, que algunos llaman “La
Porta Speciosa” por su semejanza con la del monasterio navarro de Leire.
Se abre por
medio de tres arquivoltas; la primera adornada con un baquetón y apoya sobre la
jamba; la segunda lleva una bella decoración de motivos vegetales de acantos;
en la tercera se mezclan junquillos con piñas y roleos sobre sogueado,
sorprendiendo la figura de un pequeño león al final de la arquivolta. El
guardapolvo se decora con una cadeneta de piñas y besantes.
Las cuatro
columnas acodilladas son realmente bellas decoradas con motivos
geométricos y vegetales, como encestados y flores cuatripétalas. El
ornamento se completa en las jambas, donde podemos ver, en la izquierda, una
representación de un Pantocrátor bendicente, bajo el que vemos una serie de
roleos contorneados. En la jamba derecha vuelven a aparecer los roleos
con una magnífica labor de trépano.
Son de
destacar los cuatro capiteles trepanados sobre anchos collarinos. El exterior
de la parte derecha lleva un entrelazo vegetal y en lo alto aparece una cabeza
barbada. El interior presenta dos filas de hojas con cogollos en los ángulos
una doble fila de acantos con las puntas vueltas. En la parte
izquierda, y en el exterior vuelve la decoración vegetal con grandes
hojas de acantos con las puntas vueltas.
En las
enjutas vemos varias piezas que parece que han sido reubicadas, una representa
la Anunciación, donde vemos bajo arcadas separadas por una columna con capitel
al arcángel San Gabriel y a la Virgen María. En otra situada a la izquierda de
la portada vemos un atlante en cuclillas soportando un capitel de tradición
corintia.
Nuestra
Señora de la Asunción de Lasarte
Cuando
llegamos a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Lasarte nos
encontramos con un templo que más se parece a una fortaleza que a una iglesia,
pues tanto su cuerpo como su torre así parecen atestiguarlo. Es una
construcción de un estilo gótico muy avanzado ya que si nos atenemos a una
inscripción que vemos en el interior, fue concluida a principios del siglo XVI.
Muy poco se
conserva de su antigua fábrica románica, pues tan solo quedan por el
exterior sus dos extraordinarias ventanas que nada tienen que ver con el resto
de la fábrica y que estuvieron varios siglos ocultas. Están fechadas en
los últimos años del siglo XII o primeros del XIII. Según algunos expertos,
estas ventanas estarían en principio destinadas a la vecina iglesia de
Armentia, pues se parecen demasiado a las últimas obras desarrolladas por este
mismo taller.
En el lado
sur del ábside se ubica una de estas dos ventanas de un gran valor ornamental y
se abre por medio de dos arquivoltas de medio punto que descargan sobre dos
parejas de columnas y llevan una rica decoración.
En la
arquivolta interior, vemos, unos carnosos acantos, y en la exterior una serie
de roleos formados por hojas dentadas y flordelisadas. Por encima corre
un guardapolvo de muy parecida ejecución. Los cimacios, sobre todo el izquierdo
nos muestra un trepanado sorprendente. Los capiteles por desgracia están
bastante erosionados en la parte derecha, pero enfrente podemos ver unas
espirales con piñas de muy buena ejecución.
La otra
ventana, más monumental si cabe se abre por medio de cuatro arquivoltas
superpuestas y la correspondiente chambrana o guardapolvo. En la arquivolta
más interior vemos una banda de cadeneta con flores; la segunda, roleos con
hojas vegetales; La tercera está formada por acantos y la cuarta, por
abalorios, mientras que la chambrana luce roleos en espiral. Los capiteles de
esta ventana siguen el modelo de trepanado y son casi todos vegetales aunque
parece distinguirse alguna figurilla.
Los fustes
formados por seis estatuas columnas, tres a cada lado de la sencilla aspillera,
son figuras de Apóstoles vestidos con túnicas y mantos con mucha regularidad en
los pliegues muy parecidos a los del pórtico de Armentia.
El primer apóstol de la parte izquierda creo que podría tratarse de San
Pablo, por su calvicie y larga barba. El personaje central muestra en sus
manos unas llaves, por lo que se trata de San Pedro. El apóstol del fuste
interior representa a un hombre joven sin barba pero con una gran melena.
En el lado
derecho, la primera figura se muestra descabezada y lo único que se ve es parte
del cuerpo y un libro que sostiene en la mano izquierda, la segunda señala con
la mano un libro y luce gran melena y barba y el último, se gira hacia el
exterior y alza su mano derecha en señal de saludo.
En
resumen, resulta desconcertante su ubicación en este templo y tengo mis dudas
si estos dos magníficos ventanales han pertenecido siempre a esta iglesia o
fueron hechas para su vecina de Armentia, al menos, casan mejor con la
monumentalidad de esta.
Marquínez * Ermita de San Juan
Los primeros documentos que tenemos sobre la fundación de esta
ermita de San Juan, son los que nos indican que perteneció al Monasterio de San
Millán de la Cogolla a finales del siglo XI. Para encontrar una nueva referencia escrita
sobre la localidad hay que remitirse a la propia ermita de San Juan, donde, podemos
ver una lápida en la que se conserva la inscripción fundacional, que nos remite
a una fecha del año 1226.
Se asiente sobre un solar irregular, pero fue adaptada a las formas
del terreno por medio de unos sillares de muy buena calidad. El templo es una sencilla construcción de una
sola nave, con amplio presbiterio y ábside semicircular.
La construcción de esta ermita está perfectamente reconocida en
esta lápida fundacional empotrada en el muro sur junto a la portada. En ella
puede leerse la siguiente inscripción:
HEDIFICATIO HUIUS TEMPLI FUIT
FACTA SUB ANNO D OMNI MCCXXVI NONO KL DECEMBRIS IOHE PETRI EPO EXISTENTE IN
CALAGURRA. ET REGNANTE FERSINADDO IN
CASTELLA. ET M ARCHIDIACONO IN ARMENTIA. ET FORTUNIO DE MARQUINEZ ARCHIPRESBITERO
IN TRIVINIO. ET GARSIAS DE PANGUA MAGISTRO IN ARMENTIA. UT VIDENTES HOC
SCRIPTUM ORENT PRO ANIMIA EPI ESPECIALITER. ET OMNIBUS BENEFACTORIBUS HUIS
TEMPLI.
Pese a esta cronología tan tardía podemos ver que muchos de sus
elementos no se difieren en nada con construcciones románicas datadas con mayor
antigüedad. Uno de estos elementos es su
magnífica cabecera articulada en tres calles o lienzos, divididas por columnas adosadas
que llegan hasta el alero al que por medio de sus capiteles ayudan a sostener.
En la calle central se abre una buena ventana compuesta por dos
arquivoltas de medio punto que apoyan en sendas columnas coronadas por
capiteles decorados con motivos vegetales en los que aparecen cabecitas humanas
entre el follaje. Bajo las bases de la ventana corre una imposta decorada de
ajedrezado que divide el hemiciclo en dos cuerpos.
Destaca también su portada de acceso que se está situada en el muro
sur. Se abre en un cuerpo adelantado del muro, protegida por un tejaroz que
está apoyado en una serie de canecillos de caveto y proa de nave.
Se compone de tres arquivoltas que ya denotan un ligero
apuntamiento. Las dos exteriores llevan
decoración vegetal a base de hojas de acanto con las puntas vueltas. La intermedia presenta decoración de zarcillo
de entrelazo. Separan las arquivoltas molduras baquetonadas decoradas con
bezantes, que descansan en los capiteles, algo que no es habitual.
Los capiteles, seis a cada lado, donde apoyan las arquivoltas y
chambrana y uno para el arco de acceso, son en su mayoría de motivos vegetales en los que ha incrustado alguna cabecita humana entre volutas. A pesar
de su sencillez son de gran realismo
gracias a su precisa talla a trépano.
También en este muro sur podemos ver una elegante ventana que se
abre con tres arquivoltas de medio punto que apoyan sobre columnas coronadas
por capiteles muy semejantes a los que
podemos ver en la portada.
A su derecha en el tramo recto del presbiterio se abre otra
magnífica ventana de las mismas características, aunque de un poco mayor tamaño
y con similar decoración. Son tan parecidas
que parecen gemelas.
Las calles absidiales se presentan decoradas con arquillos ciegos ligeramente apuntados, de finas molduras de baquetones. Tres de los lienzos llevan vanos abiertos por ventanales. En la ventana del presbiterio vemos tres mujeres con toca y cogollos de hojas salientes, un par de arpías y una dama con barbuquejo. En otra ventana sus capiteles se decoran con hojas acorazonadas planas, hojas curvadas vueltas, flores sexapétalas inscritas en círculos y un águila con su presa.
Cuando pasamos al interior podemos ver que la nave se conecta con
el presbiterio por medio de un arco toral de estilo ojival que apoya en
pilastras con columnas adosadas coronadas por capiteles decorados con motivos
vegetales y animales.
En los muros del
ábside todavía podemos ver restos de pinturas medievales que quedaron al
descubierto al quitar el retablo de la capilla.La portada de acceso a la iglesia de tres arquivoltas baquetonadas
ya es gótica del siglo XV y no tiene ningún interés por su escasa decoración,
Gaceo * San Martín
La iglesia de San Martín de Tours de Gaceo es bien conocida por sus
magníficas pinturas murales góticas conservadas en los muros interiores de la
cabecera. Su arquitectura tardorrománica es mucho más modesta y sencilla a
pesar de que su ábside semicircular está construido con buena sillería.
En este ábside se abre una buena ventana compuesta por tres arquivoltas que descansan sobre varios haces de columnillas. Se las ve muy reformadas y restauradas pues tanto el guardapolvo, como parte de las arquivoltas y todos los capiteles están exentos de decoración.
Cuando entramos en el interior, quedamos maravillados por el conjunto de pinturas murales que embellecen los muros y bóvedas de la cabecera. Son ya del siglo XIV, y en ellas se representa toda una serie de temas
bíblicos con el fin de catequizar.
La bóveda de cascarón del ábside muestra una espectacular
representación de la Trinidad dentro de una mandorla lobulada, con el Padre
sosteniendo a Cristo crucificado y encima de Él una paloma simbolizando al
Espíritu Santo.
La franja inferior del ábside se divide en varias escenas, entre
las que podemos distinguir, a la izquierda, un calvario con un Cristo
crucificado rodeado por las figuras de María y San Juan Evangelista. También
encontramos a Longinos, alanceando el costado del crucificado, mientras
Estefatón le acerca a los labios la esponja impregnada en vinagre.
Vemos también la escena de una Psicostasis, con el pesaje de las
almas por Arcángel San Miguel, que se muestra luchando contra el demonio por la
salvación de las ánimas. Aquéllas que han superado este juicio son recogidas
por un ángel que las corona. Al lado de San Miguel, Santa Marina contribuye a
esa lucha del bien contra el mal, puesto que se presenta victoriosa sobre un
demonio encadenado ubicado bajo sus pies.
Una escena del Juicio Final la encontramos figurada en el muro
derecho del presbiterio, donde los condenados aparecen desnudos y son llevados
a las grandes fauces del Leviatán
abiertas para recibir a los condenados, mientras que encima, la burbujeante
caldera de Pedro Botero hierve las almas de los pecadores que unos demonios
arrojan a su interior.
Las bóvedas del presbiterio también acogen pinturas, de tamaño más
reducido, donde se representan escenas de la vida de Cristo, como su infancia,
su vida adulta, la Pasión y la Resurrección, pero la que destaca sobre todas es
una representación de la Última Cena.
Alaitza * Nuestra Señora de la Asunción
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Alaitza es un
edificio de dos naves. La más antigua data de finales del siglo XIII y la
otra, paralela a la primera, es todavía posterior. Esta iglesia tuvo relevancia dentro del Camino de
Santiago.
Conserva pocos elementos arquitectónicos medievales: dos portadas
en arco apuntado con arquivoltas y baquetones, ábside semicircular, canecillos,
bóvedas de horno y de cañón con arcos fajones.
Pero esta iglesia por lo que destaca es por las pinturas de su
interior, donde podemos ver escenas que nunca habíamos visto entre las pinturas
murales de otras iglesias. El cascarón
del ábside y la bóveda del presbiterio están decorados con una serie de
extrañas pinturas de difícil interpretación, que fueron descubiertas en el año
1982.
Estas pinturas de Alaitza no tienen nada que ver con las que hemos visto
muy cerca de aquí, en Gaceo, aunque su datación podemos enmarcarla también en
el último tercio del siglo XIV.
Sus pinturas rojizas son menos elaboradas que las de Gaceo, pero
más sorprendentes, ya que recrean escenas bélicas que bien pudieran representar
algún momento de los numerosos enfrentamientos bélicos que la comarca vivió en
el siglo XIV.
Destacan las representaciones de asedio y defensa de un castillo y
otras escenas de lucha, en las que los guerreros participantes en ella utilizan
arcos, alguno incluso, ballestas, o se
protegen con escudos. Desde las almenas los soldados con ballestas se defienden
mientras que otros tocan el cuerno llamando a la guerra. A pie de fortaleza, un
conjunto de guerreros a caballo trata de conquistar el castillo.
Otras escenas de lucha se desarrollan por el ábside, esta vez de
soldados a pie, al mismo tiempo que vemos otras representaciones, como la de un
funeral, conjuntos de mujeres que asisten con ofrendas a diferentes templos,
escenas de caza, etc. Otros personajes portan ofrendas, algunos caminan con
báculos rematados en cruces y algunos aparecen en posturas obscenas.
Podemos ver también iglesias
con campanarios y pórticos con arcos, que recuerdan los de algunas miniaturas
altomedievales, entre ramas y diversos animales, reales o fantásticos. Todo un
mundo insólito desplegado entre bandas de tallos curvados, motivos geométricos.
Otro elemento interesante de Alaitza es su pila bautismal, de corte
medieval. Su copa es semiesférica y en
ella se conserva todavía parte de la
policromía que probablemente esté relacionada con las pinturas del ábside. En la cuba podemos entrever una cruz de la Orden de Alcántara.
Añua * Natividad de Nuestra Señora
El templo, que posee una tradición de hito peregrino del antiguo
Camino de Santiago Vasco del Interior, presenta planta de una única nave con
dos tramos, que cierra una cabecera compuesta de presbiterio y ábside ochavado
de cinco lienzos.
El ábside y el presbiterio son los únicos elementos que aún se
conservan del siglo XIII, y son los elementos más antiguos del edificio; las demás
partes arquitectónicas fueron superponiéndose o añadiéndose a la fábrica original
en siglos posteriores. Como a mí lo
único que me interesa son los restos románicos, en ellos nos vamos a centrar.
El conjunto del ábside y presbiterio se conforma con una estructura
poligonal que en principio tenía ocho lados pero que cuando le añadieron una
sacristía tapó uno de los ochavos, por lo que ahora solo podemos ver
siete. Está construido en sillería y su
traza ya se presenta con sabor gótico, aunque sus elementos todavía evocan el
arte románico.
Por arriba una cornisa de piedra decorada con molduras baquetonadas apoyada en canecillos de sabor románico. Podemos ver entre ellos un mascarón bastante deteriorado, una cabeza humana que parece sacar la lengua, una cabeza cubierta con pieles, un león con la garra levantada, una cabeza de toro y una cabeza con capucha puntiaguda.
Las calles absidiales se presentan decoradas con arquillos ciegos ligeramente apuntados, de finas molduras de baquetones. Tres de los lienzos llevan vanos abiertos por ventanales. En la ventana del presbiterio vemos tres mujeres con toca y cogollos de hojas salientes, un par de arpías y una dama con barbuquejo. En otra ventana sus capiteles se decoran con hojas acorazonadas planas, hojas curvadas vueltas, flores sexapétalas inscritas en
En los muros de la nave y del ábside podemos ver una serie de
ventanales de gran calidad, con el arco interior muy abocinado y con dos
arquivoltas decoradas con motivos vegetales de grande florones, que apoyan en
fustes y columnas coronadas por capiteles con ornamentación vegetal y geométrica.
El ábside se cubre con bóveda de seis nervios , con una clave central donde podemos ver la representación del cordero, o "Agnus Dei", y sobre él hacia la nave, una pequeña figura que parece tocar un instrumento.
Los nervios se apoyan en cuatro columnas que llegan hasta el suelo y coronadas por capiteles decorados.
Argandoña * Santa
Colomba
La iglesia de Santa Columba de Argandoña es un espléndido ejemplo
de la arquitectura románica alavesa.
Construida en el siglo XIII, consta de una única nave de tres tramos,
cubierta con bóveda de cañón apuntado.
Ya avanzado el siglo XVI se le adosó una sacristía y un pórtico en el
muro meridional.
La portada se abre mediante tres arquivoltas y guardapolvo muy apuntados. Estas arquivoltas se decoran con moldura de
baquetón liso y apoyan sobre una imposta con motivos vegetales de tallos y
hojas verticales.
Todo el conjunto descansa sobre dos pares de
columnas ya que la interior y el guardapolvo lo hacen sobre jambas lisas. Destacan los fustes de las columnas magníficamente
decorados con motivos geométricos y de encestado.
Los capiteles del lado izquierdo están decorados con hojas de acanto con volutas den el interior, un león luchando con una serpiente, mientras que en los del lado derecho nos muestran, otra vez los motivos de acantos y círculos con cruces entrelazadas.
Por el exterior podemos ver el ábside que se articula en cinco
calles o lienzos separados por cuatro semicolumnas adosadas. En la calle
central se abre una ventana que quizá sea de las más bellas del románico
alavés.
Se compone de tres arquivoltas de medio punto, de baquetones y escocias,
con chambrana con moldura polilobulada. Todo el conjunto descansa sobre una
imposta decorada con motivos vegetales de hojas lanceoladas.
Lleva tres columnas de fuste
liso a cada lado coronadas por capiteles donde podemos ver tallas de gran calidad, como un sacerdote
con las manos extendidas y manípulo, tallos vueltos en espiral surmontados por
un castillo, y una cabeza de un varón con melena y flequillo, en el lado
izquierdo.
Los capiteles del lado derecho llevan, motivos vegetales y geométricos,
como grandes hojas vueltas de las que sale una cabecita, motivos de zigzag, dos triángulos entrecruzados, la cabeza de una dama con toca y barbuquejo y un águila
sobre su presa que parece un conejo.
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