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lunes, 19 de febrero de 2018

Asturias * León * Valladolid

Monasterio de San Pedro
de Villanueva


El monasterio de San Pedro lo podemos considerar como uno de los templos más importantes del románico asturiano. Se cree que hubo aquí una ermita en la época de Alfonso I el Católico en el siglo VIII.  Cuenta una leyenda que en este lugar murió el rey Favila a consecuencia del ataque de un oso y que en su memoria se construyó este monasterio. De esta construcción prerrománica no que ningún resto.


El monasterio en su origen era muy diferente a lo hoy podemos contemplar, pues algunos elementos como la torre del campanario son añadidos de tiempos posteriores, ya que esta torre fue derribada a finales del siglo XVII y hubo que esperar varios años para volver a ser levantada.


La iglesia aún conserva los tres ábsides románicos y en lo hoy son dependencias de un establecimiento hotelero perviven los restos de un claustro románico construido a finales del siglo XII.    En las reformas del siglo XVII se construyó el claustro barroco que hoy podemos ver.  Con la desamortización de Mendizábal, en 1835,  el monasterio fue abandonado quedando la iglesia como parroquial.



La iglesia tal y como la vemos actualmente es una construcción de finales del siglo XVIII, a excepción de su cabecera y los muros, que sí son los originales del siglo XII.  Lo más destacado es la cabecera con sus tres ábsides semicirculares.  El central se articula por medio de dos columnas que lo dividen en tres calles.


En el paño central de este ábside se abre una ventana con arquivolta de medio punto que apoya en dos  columnas con sus respectivos capiteles que están decorados con leones y motivos vegetales.  Esta arquivolta lleva una decoración de flores cuatripétalas y se cubre con un guardapolvo de sogueado.   Los ábsides laterales son mucho más sencillos, con los muros lisos, donde se abren dos aspilleras que hoy están cegadas.  

             
      
Bajo la cornisa  ajedrezada podemos ver unos interesantes capiteles, canecillos y metopas, decorados con rollos, bolas, motivos geométricos, flores cuatripétalas, cabezas de animales, aves,  y personajes humanos, etc



En origen, la iglesia disponía de tres puertas de acceso. La portada principal se sitúa en el muro  meridional, cerca de la cabecera y cobijada por un pórtico que se abre en la parte baja de la torre. A pocos metros, había otra entrada, que se encuentra cegada en la actualidad, y permitía el acceso al claustro y las dependencias monásticas. La tercera portada se encuentra a los pies del edificio.


De las tres puertas, la más monumental es la que se abre en el muro sur, con una rica decoración, con unos capiteles muy interesantes con escenas de la vida cotidiana, donde la temática amorosa y la caza son protagonistas. Se abre esta portada por medio de cuatro arquivoltas de medio punto decoradas con motivos vegetales y geométricos de zigzagueado.



Apoyan sobre tres columnas a cada lado y en unos muy buenos capiteles. La arquivolta más exterior se decora con dientes de sierra bastante deteriorados; las dos siguientes, a base de flores cuatripétalas, con botón central y puntas de diamante y la interior es completamente lisa sin decoración.


Los capiteles presentan una iconografía bastante curiosa;  En el exterior se representa un tema amoroso en el que un caballero se despide de su dama con un beso y en su mano izquierda lleva una especie de halcón.  En el siguiente vemos la escena casi repetida, vemos un castillo y el beso de los dos personajes anteriores y a la derecha aparece un soldado con casco luchando contra un oso.


El tercer capitel de la izquierda representa otra escena de cetrería.  El cuarto capitel representa a varios personajes que parecen estar luchando con un animal de cuya boca emergen las piernas de un hombre y en el último vemos a dos parejas de águilas.  Los capiteles del lado derecho llevan todos motivos vegetales.



San Antolín de Bedón



Lo único que sobrevive del antiguo monasterio es su iglesia que ya presenta rasgos de un románico tardío.  El resto de las edificaciones monásticas han desaparecido.  La iglesia, se orienta al Este y mantiene la tipología de muchas de los templos que venimos viendo por la comarca asturiana.




Es una construcción de tres naves que corresponden al exterior con tres ábsides semicirculares, el central más ancho y alto que los laterales.  Este ábside central está precedido por el correspondiente tramo recto presbiteral

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La portada occidental se abre en un cuerpo adelantado del muro cubierta con una cornisa que hace de tejaroz y que se apoya en canecillos decorados con varios motivos, muy semejantes a los que podemos ver en la portada más antigua, la meridional. Se abre por medio de cinco arquivoltas bastante apuntadas decoradas todas con boceles menos la más interior que es completamente lisa y descansa sobre la jamba.  La exterior se decora con una sucesión de medios círculos entrelazados entre los que han intercalado unos pequeños triángulos. 
Los capiteles que coronan las columnas son extremadamente sencillos, lisos y sin ninguna decoración.  Esta portada se ve que ha sido completamente rehecha en la reciente restauración.



El otro acceso al interior, es su portada meridional, de hechura muy parecida a la anterior, pero ya se la ve más acorde con la antigüedad del templo.  Se abre con seis arquivoltas apuntadas y un guardapolvo,  cubiertas con un tejaroz apoyado en una hilera de canecillos.  Todas las arquivoltas apoyan en simples pilastras acodilladas y en unos cimacios sin ninguna decoración.








Monasterio de Santa María de Valdedios

El Monasterio de Santa María se fundó en un profundo valle conocido desde como Boges o Boides y que los propios monjes cistercienses renombraron con el nombre de Valle de Dios "Valdediós".  La iglesia debió comenzar a construirse alrededor del año 1218, según consta en una inscripción conservada en el tímpano de una portada.


El templo construido completamente con sillares se compone de tres naves, transepto y cabecera con tres ábsides semicirculares.  En el muro occidental se abre la puerta principal con arco de medio punto rodeado por tres arquivoltas decoradas con dientes de sierra y con motivos vegetales de flores cuatripétalas, en las que quedan restos de policromía. Cubre el conjunto un guardapolvo ajedrezado.



La estructura inferior de esta bonita puerta está constituida por cuatro pares de columnas acodilladas, siendo las dos interiores más anchas.




Los capiteles son todos vegetales como mandaban los cánones cistercienses, aun así extrañamente vemos entre el follaje algunas cabecitas humanas que rompen la tradición.


A la izquierda tenemos otra puerta, bastante más pequeña y sencilla que se abre a la nave norte. Consta de dos arquivoltas decoradas con baquetones y escocias trasdosadas por un guardapolvo de puntas de diamante. Sus cuatro columnas muestran cestas vegetales rematadas en volutas.

Todavía en la fachada occidental podemos ver  una tercera puerta, la correspondiente con la nave meridional, aunque no es visible desde el exterior.


En la fachada norte del transepto tenemos la conocida como Puerta de los Muertos, llamada así porque por ella se llevaba a los monjes fallecidos desde el interior del templo al cementerio monacal. Se abre mediante tres arquivoltas de medio punto decoradas con baquetones y escocias que apoyan sobre tres pares de columnillas coronadas por capiteles vegetales y contiene el tímpano con la citada inscripción fundacional que dice exactamente:


“El día decimoquinto de las calendas de junio en la era MCCLVI, reinando don Alfonso y siendo obispo de Oviedo Juan y abad de Valdediós Juan IV, fueron puestos estos cimientos estando presente el maestro Gualterio, que construyó esta iglesia.”



También se conserva en bastante buen estado la llamada Puerta de los Monjes, que comunica la iglesia con el claustro. Éste era el acceso que empleaban los monjes para pasar del templo a las dependencias claustrales.







Lugás  *  Santa María

Se cree que el origen de esta iglesia se remonta al siglo VIII, concretamente al año 745, cuando el Papa Zacarías donó al rey Alfonso I, junto con otros bienes, la iglesia de Santa María de Lugás. A partir de 1385 ya mencionaba el Libro Becerro de la Catedral de Oviedo a esta iglesia como parroquia. 

La iglesia románica que hoy contemplamos se construyó sobre otra anterior antes descrita de la que ya no quedan restos de la primera fundación de principios de la Reconquista. Lo más importante conservado corresponde ya al periodo románico del siglo XII.


El templo original constaba de una nave rectangular rematada por una cabecera con un tramo recto presbiterial   que precedía a  un ábside semicircular. Actualmente solo conserva de estilo románico las portadas del muro occidental que es la principal, otra más sencilla al sur y el arco del triunfo con seis columnas y sus capiteles.
 Los muros de toda la nave románica están hechos con sillares muy bien escuadrados lo que se considera como hecho de excepción y diferencial en los templos rurales de esta zona.


Como hemos dicho destacan las dos portadas románicas: la occidental, que está situada sobre un cuerpo adelantado del muro, y la orientada al sur, de menores proporciones pero también muy interesante. La puerta principal, se abre mediante tres arquivoltas y otras tantas columnas a cada lado de la puerta con sus correspondientes capiteles.


Las arquivoltas son todas de medio punto y están decoradas con motivos geométricos en zigzag, la intermedia con molduras de baquetones y escocias y la más interior con una serie de pequeños círculos con hojas de cuatro pétalos inscritas.


Estas arquivoltas están cubiertas por una chambrana decorada con tres filas de ajedrezado y un tejaroz  sostenido por nueve canecillos separados por tacos con motivos vegetales y geométricos, así como cabezas de felino y un cuadrúpedo.




Los capiteles son casi todos vegetales excepto el más interior del lado izquierdo en el que vemos dos animales que parecen leones entre los que hay una figura humana que parece estar rezando, que según la tradición representa a Daniel en el foso de los leones. Los otros cinco son vegetales pero muy interesantes, con hojas triangulares de bordes dentados, cintas formando hojas de palma abiertas de las que cuelgan piñas.



En la parte derecha los motivos vegetales son; hojas de nervios rizados en forma de triángulo invertido y hojas nervadas con entrelazos y volutas.



La portada situada en el lado sur es más sencilla pero no exenta de monumentalidad. Se abre mediante dos arquivoltas de medio punto, una decorada con «rollos zamoranos» cerrados y otra con unas extrañas cabezas redondeadas que algunos relacionan con lechuzas. La doble arquivolta está protegida por un guardapolvo y se apoya sobre columnas a cada lado con capiteles decorados.

Narzana  *  Santa María

La iglesia de Santa María de Narzana, constituye un buen ejemplo del románico español. Su fecha de fundación es desconocida, pero por sus similitudes decorativas con otras iglesias de la zona, es posible datarla en el siglo XII. Fue quizás la iglesia de un antiguo convento que hoy día ya no existe, como ha ocurrido en muchos otros lugares.


El edificio responde al modelo de románico rural asturiano compuesto de una sola nave de planta rectangular con cubierta de madera, con ábside semicircular precedido de un tramo recto presbiterial.  Por el exterior, los elementos más interesantes de la iglesia se concentran en la portada principal abierta en el muro occidental y en  el ábside




El ábside, que como toda la iglesia ha sido revocado, es macizo y  recorrido en todo su perímetro por una imposta decorada con hojas lanceoladas, tiene en el centro una ventana con arco de medio punto, con una arquivolta decorada con un zigzag y que apoya en un par de columnillas coronadas por capiteles. El guardapolvo lleva la misma decoración que la imposta,



 La cornisa del ábside es de ajedrezado y descansa en una buena serie de canecillos con temas geométricos, animales, vegetales y entre ellos tres figurativos, donde vemos a unos monjes portando un libro y un personaje orando.  Entre los canecillos podemos ver unas metopas con motivos vegetales.


Pero, para mí, lo mejor que tiene el templo es su portada occidental, que se abre un poco adelantada del muro protegida por un tejaroz, que apoya en nueve canecillos entre los cuales se han colocado metopas decoradas con diversos motivos.  Este tejaroz está decorado con florones de seis pétalos inscritos en círculos.


Por debajo corren las tres arquivoltas de medio punto con motivos decorativos a base elementos de entrelazos, vegetales con flores, y un zigzagueado.  Apoyan sobre un par de columnas acodilladas a cada lado, coronadas por capiteles figurados.



Los dos capiteles del lado izquierdo están decorados; el más exterior con hojas y volutas y el interior con leones alados.  En los capiteles de enfrente vemos serpientes entrelazadas y grifos afrontados.


 En los canecillos en que se apoya el tejaroz, vemos en los extremos unos mascarones y en otras metopas, una lucha entre dos hombres, la despedida del caballero de su dama, Daniel entre leones, la Anunciación y la Epifanía.


Cuando pasamos al interior vemos un templo totalmente transformado tras quedar casi arruinado con el incendio de 1936.  Aún conserva el arco triunfal original, doblado y apuntado. Que apoya en dos columnas coronadas con capiteles en los que podemos ver leones  afrontados en una sola cabeza, un monje que sostiene un libro y músicos. En el de enfrente vemos motivos vegetales y grifos afrontados.


 La Lloraza  *  Santa Eulalia


Santa Eulalia de Lloraza es una iglesia de estilo románico cuyo origen se sitúa entre los siglos XI y principios del XIII ya que junto a elementos arcaizantes podemos ver elementos posteriores ya cercanos al gótico. 



La iglesia de Santa Eulalia, de excelentes proporciones y extraordinaria fábrica de sillería, consta de una nave única de planta rectangular y cubierta plana, que remata en una capilla también rectangular y cubierta con bóveda de cañón apuntado.


El templo de Santa Eulalia de Lloraza cuenta con dos puertas de acceso, una en muro occidental y la otra en  el costado sur, y cinco ventanas con derrame interno. La puerta principal es la que se sitúa a poniente y la que tiene mayor calidad. Se compone de un arco de medio punto abocinado con tres arquivoltas cubiertas con un guardapolvo bajo un tejaroz.



Las arquivoltas están decoradas con boceles, medias cañas, zigzag, ajedrezado, medios círculos, flores de cuatro pétalos inscritas en círculos.  El guardapolvo se decora con aspas de buen tamaño.



Los capiteles están ricamente decorados. El interno de la derecha nos muestra unas escenas de la caza del jabalí.  El segundo una escena del martirio de San Esteban Los capiteles del lado izquierdo son más sencillos; destaca en uno de ellos la figura de una lechuza con alas abiertas.



El tejaroz está decorado con una banda de rosetas inscritas en círculos y con canecillos figurados entre los que podemos ver; dos figuras portando un objeto, una mujer con su hijo en el regazo, un personaje portando un arco, una pareja abrazada, etc. completándose la decoración con una serie de metopas intercaladas entre ellos.



La portada del muro sur es de gran sencillez. Está compuesta por un sencillo arco de medio punto con chambrana decorada con motivos geométricos de medios círculos.



La ventana del ábside se abre mediante un arco de medio punto con doble arquivolta que descansa sobre dos columnillas coronadas por impostas decoradas con motivos vegetales de hojas y flores. Por encima se sitúa un guardapolvo con bocel, zigzag y rosetas de cuatro pétalos.



Cuando pasamos al interior vemos un arco triunfal apuntado,  dovelado y de triple arquivolta, que apoya sobre pares de columnas coronadas por capiteles con temas figurados. El capitel externo de la parte derecha del arco de triunfo representa dos felinos afrontados con una sola cabeza, engullen por los pies un hombre.




El capitel central representa tres personajes en pie, con largas túnicas; en el otro, un hombre y una mujer, tocan un pandero y una vihuela, mientras que el tercero sostiene  en sus manos un libro abierto.




En los capiteles del lado izquierdo aparece una pareja de aves afrontadas, con las patas entrelazadas, picoteando una gran hoja lanceolada.


Alles  *  San Pedro de Plecín

Las ruinas de lo que fue el templo de San Pedro de Plecín se levantan sobre un antiguo lugar de culto precristiano, cerca de lo que pudo ser un manantial, lo que lo sitúa como lugar de celebración de cultos a deidades del agua, muy típico de toda la zona Asturiana.


Hay muy pocas noticias documentadas sobre cuál fue el origen de esta iglesia y son bastante posteriores a la fecha de su construcción que sin duda fue entre los siglo XI y XII.  Durante siglos portó el título de abadía y fue hasta el siglo XVIII la iglesia parroquial, hasta que se construyó en Alles su nuevo y suntuoso templo.


Al trasladarse a la nueva iglesia todas las actividades religiosas, acarreó la progresiva ruina del viejo templo románico de San Pedro de Plecín y este abandono es lo que ha hecho, que lo que antes era una hermosa iglesia románica hoy no sea más que unas tristes ruinas completamente abandonadas.


Lo que aún se conserva nos hace vislumbrar, un templo de nave única con ábside semicircular precedido de tramo recto presbiterial.  En el muro meridional se abre la portada principal.  El ábside está construido con sillares de piedra arenisca, que también fue usada en la portada.  La nave es de mampostería.


La portada Sur se abre sobre un zócalo protegida por un tejaroz del que ya solo quedan algunos rastro de lo que debieron ser su canecillos.  Se compone de cuatro arquivoltas ligeramente apuntadas, sobre las que se sitúa un guardapolvo con decoración de nido de abeja.  Esta misma decoración podemos ver en las impostan que les sirven de apoyo.


La decoración de las arquivolta es a base de motivos de ajedrezado, baquetones y escocias y pequeños círculos.  



Los capiteles, aunque bastante deteriorados, están decorados con figuras humanas, sirenas, grifos, centauros y motivos vegetales. En un día se apoyarían en fustes que hoy han desaparecido.  


En el mismo muro se abre una buena ventana, enmarcada con una chambrana decorada con un motivo ajedrezado y una arquivolta decorada con un arquillo pentalobulado que apoya en una imposta de motivos vegetales. 


En el capitel izquierdo podemos ver dos animales fantásticos, mientras que el derecho lleva decoración vegetal. Esta ventana dispone de un tímpano en la que podemos vislumbrar, ya que no asegurar por su mala conservación, que se trata de la figura del Salvador.

Serrapio  *  San Vicente

Esta iglesia de San Vicente de Serrapio fue, en origen, un templo romano y parece que está relacionada con el dios Serapis, venerado en el Antiguo Egipto y representado por los romanos con el Can Cerbero (perro con tres cabezas).



Una representación podemos verla en esta iglesia. Asimismo, se encontró una lápida votiva consagrada a Júpiter, que hoy podemos ver en un muro interior del templo. Del mismo modo, en uno de los canecillos del ábside se aprecia a un personaje con dos caras unidas mirando, al igual que Jano, cada una a un lado.




El edificio que podemos contemplar en la actualidad es una iglesia románica rural del siglo XII, con numerosas reformas y añadidos. Como hemos dicho, conserva dos enigmáticas lápidas con el texto en latín, de carácter votivo dedicadas a Júpiter, que da una fecha de consagración que los autores no se ponen de acuerdo al descifrarla, unos dan la fecha de 894 y otros de 994.



 El templo presenta un pórtico a los pies de la nave, espadaña de dos troneras para las campanas y dos sencillas puertas de acceso que se abren mediante arco de medio punto apoyado sobre simples jambas, sin ninguna decoración.



La iglesia consta de tres naves divididas por pilares de madera. Al norte anexa al baptisterio, hay una sala que conserva las inscripciones referidas y una sacristía con restos de pinturas murales. Presenta así mismo, una cabecera triple compuesta por un ábside central semicircular, cubierto por bóveda de horno y precedido por tramo recto con bóveda de cañón


Destaca en este interior el arco triunfal doble, que apoya sobre dos pares de columnas con capiteles historiados.  Es espectacular el capitel que representa a una sirena que sujeta sus dos colas y a su vez está amamantando a su cría.




También podemos ver un capitel con grifos que como sabemos son animales mitológicos, mitad águila y mitad león; basiliscos y una escena de Sansón desquijarando al león, flanqueado por dos extraños personajes.




No solo por esta iconografía románica merece la pena visitar Serrapio, también podemos admirar unas extraordinarias pinturas con interesantes detalles que se encuentran en las capillas de los ábsides, aunque ya son del siglo XVII y presentan algunas alteraciones debido a algunos repintes que han se hecho para su restauración, con mayor o menor acierto.




En el ábside central se representa a la Santísima Virgen; en otra vemos a un ángel que recoge en un cáliz la sangre que cae de la mano de un Crucificado. Vemos también escenas que representan la Pasión de Cristo, la coronación de la Virgen; San Juan Bautista y San Andrés, ambos nimbados y en posición frontal.




 San Cosme y San Damián, dispuestos  uno a cada lado del vano, nimbados, afrontados y portando los atributos correspondientes; las Tres Marías y San Juan; la Resurrección de Cristo que aparece junto a San Pedro.



En el exterior, bajo la cornisa, conserva canecillos tallados de temática variada.  En uno de los canecillos del ábside que ya hemos descrito arriba se aprecia a un personaje con dos caras unidas mirando, al igual que Jano, cada una hacia un lado.

                    León

San Isidoro  

La basílica de San Isidoro tuvo sus orígenes en un templo del siglo IX dedicado a San Juan Bautista, que sustituye a otro romano dedicado a Mercurio. Con motivo del traslado desde Córdoba de los restos del niño mártir San Pelayo, se cambió la advocación del templo. Fue destruido por Almanzor y reconstruido más tarde en ladrillo y materiales pobres.  


La iglesia de San Isidoro que hoy podemos contemplar es el resultado de varias etapas constructivas, las primeras de ellas directamente vinculadas a la monarquía leonesa. El edificio actual posee una planta basilical en cruz latina.  De la cabecera románica quedan los ábsides laterales, más pequeños y los arranques del central, con dos ventanas. 



Estas ventanas están organizadas mediante arcos de medio punto apoyados sobre columnas con capiteles con decoración zoomórfica de románico pleno. Bajo la cornisa también destacan los canecillos, de variada decoración


El templo, orientado canónicamente con la cabecera hacia el este,  presenta  en su fachada sur  dos portadas;  la Puerta del Cordero abierta en  la nave de la Epístola y la Puerta del Perdón en el transepto de ese mismo lado. Su escultura se encuentra en relación directa con el edificio; que a su vez se encuentra ligado a la monarquía,  dado que aquí se encuentra  un Panteón Real.


Sus portadas  son una de las aportaciones más interesantes de San Isidoro de León al desarrollo del románico. La portada del Cordero se abre  como hemos dicho  en el muro sur del edificio. Parece que su construcción finalizó en la última década del siglo XI,  aunque la parte superior fue rehecha  siglos después.  

A ambos lados del tímpano, en las enjutas, podemos ver los relieves  de San Isidoro y San Pelayo. Por encima de estas figuras aparecen  algunos relieves, entre los que sobresale un conjunto de signos del zodiaco. La portada, se articula por medio de un arco de medio punto, que forman dos arquivoltas, con sus correspondientes capiteles y columnas. En el tímpano de esta portada hay una representación de El sacrificio de Isaac y, encima, el cordero místico dentro de una mandorla circular que sostienen dos ángeles.


A la derecha del  Sacrificio de Isaac, éste  aparece de nuevo  desatándose las sandalias, a continuación un personaje montado en burro y, por último, una mujer sentada. A la izquierda, tras el ángel que ofrece el cordero para ser sacrificado en lugar de Isaac, se puede ver a una mujer y a su lado un personaje montado a caballo con un arco:


Todo parece indicar que la Puerta del Perdón se realizó un poco más tarde que la portada del Cordero. Ésta también se abre por medio de dos arquivoltas de medio punto, ligeramente peraltadas. Es una puerta más sencilla, y toda la decoración se concentra en el tímpano, que muestra escenas de la muerte y resurrección de Cristo: el Descendimiento de la Cruz, las Tres Marías ante el sepulcro y la Ascensión a los cielos. 



Flanqueando el conjunto, en las enjutas, se encuentran las figuras de san Pedro y san Pablo.


Gradefes
Monasterio de Santa María la Real

El monasterio cisterciense de Santa María la Real de Gradefes se sitúa en la zona de Rueda, y pertenece a una comunidad femenina de monjas de esa orden.  Su construcción data de los años finales del siglo XII, pero las obras no finalizaron hasta bien entrado el periodo gótico. La iglesia del monasterio fue declarada en el año 1924 Monumento Histórico-Artístico y en 1985 todo el monasterio fue declarado Monumento de Interés Cultural.


La fundación del monasterio se debe a doña Teresa Petri, esposa de un caballero leonés que además se convirtió en su primera abadesa.  En 1168 llegaría a este monasterio sería ocupado por una comunidad de monjas procedentes del monasterio cisterciense de Santa María de la Caridad (Tulebras, Navarra).


 En el lado norte de la iglesia se conserva una inscripción fundacional en la que se puede leer en latín la siguiente inscripción: "En la era 1215 (año 1177), kalendas de marzo, fue fundada esta iglesia de Santa María de Gradefes por la abadesa Teresa".


Por el exterior, el ábside principal se divide en tres calles separadas por dos semicolumnas adosadas que suben hasta la cornisa a la que ayudan a sujetar por medio de capiteles decorados con temas de la Huida a Egipto y una Psicostasis, muy alejados de las costumbres del Cister.



Las cornisas de los tres ábsides están decoradas con una buena colección de canecillos entre los que destaca una escena de lucha entre dos hombres.



La iglesia conserva aún cuatro portadas, dos en el muro sur y dos en el lado norte. 


En esta nave norte se sitúa la puerta más antigua de todas, que también es la única por la que se puede acceder al templo y fue realizada en el siglo XIII. Es una portada bastante sencilla, con un doble arco apuntado, decorado en su exterior con un friso en zigzag, y enmarcado con una moldura doble paralela al arco.


Es muy interesante la puerta de madera, donde podemos ver unas extraordinarias tallas realizadas en dieciocho compartimientos.


En el interior de la iglesia podemos ver una imagen de la Virgen realizada en el siglo XIII, en su mano derecha lleva una esfera y con la izquierda sostiene al Niño Jesús bendiciendo.
  


El claustro conserva buena parte de la construcción original, con enormes arquerías de medio punto sobre pilares.  Es destacable el grosor del muro y la sencillez de estos arcos.  La crujía del oeste fue completamente reformada en el siglo XVIII. 

Sandoval * Monasterio de Santa María

El monasterio de Santa María de Sandoval se encuentra ubicado en el término de Villaverde de Sandoval, y es un edificio de  cisterciense, del siglo XII. De este monasterio solo quedan en pie unas venerables ruinas donde se abrían puertas y ventanas que daban a la sala capitular.


 Parte de sus elementos como las bóvedas, naves, pilares y capiteles de la cabecera corresponden al arte románico cisterciense mientras que el resto se construyó en un estilo gótico tardío. El conjunto fue declarado Monumento Histórico-Artístico el 3 de junio de 1931.


El conde Ponce de Minerva,  donó en 1167 los terrenos en los que hoy se levanta este edificio al abad Diego Martínez, del monasterio vallisoletano de la Santa Espina, con el fin de hacer construir en ellos un nuevo monasterio cisterciense. Así se hizo y la vida monástica comenzó su existencia en 1171 con dicho abad y otros doce monjes procedentes también del cenobio de Valladolid.


 La actual iglesia fue construida entre finales del siglo XII y principios del XIII; en su origen se edificó solo la cabecera con su tramo recto, el crucero y el primer tramo. El resto se fue construyendo a lo largo de los tres siglos posteriores.  Están documentados sus principales artífices que fueron Dominicus Magíster, el maestro Micael.





Consta de tres ábsides, el central más grande que los otros dos. Éste se articula con seis grupos de triples columnas que arrancan del zócalo. Los seis grupos dividen el espacio en siete calles; en las centrales se abren tres vanos abocinados, con arco de medio punto y moldura de bocel que descansan sobre dos pares de columnas cuyos capiteles son lisos.


La iglesia tuvo varias puertas de acceso y algunas se conservan todavía con la misma función. En el crucero se abre la llamada Puerta del Cementerio que  comunica con el camposanto que fue en su momento para enterramiento de los monjes.


Esta  portada es la más antigua,  se abre mediante tres arquivoltas  ligeramente apuntadas cuya decoración es la siguiente: las dos más interiores llevan grandes  dientes de sierra y molduras en zigzag, mientras que las dos exteriores son dos gruesos baquetones con escocias. Por encima corre una chambrana muy deteriorada de la que apenas se distingue su decoración.



Las arquivoltas descansan en columnas de fuste liso en su parte derecha pues las del otro lado han desaparecido. Los capiteles son austeros con decoración como todos los del Cister, en ellos podemos ver entrelazos, palmetas y rosetas.


En el mismo muro encima de la portada se abre un bonito  rosetón, aunque bastante erosionado y que ha perdido parte de las molduras, pero aun así todavía podemos ver su decoración con círculos moldurados con  baquetones.



En la fachada occidental se abre otra  portada mucho más moderna, es abocinada y muy apuntada, compuesta por tres arquivoltas decoradas con motivos vegetales y figuras.  Apoyan en seis pares de columnillas coronadas por largos y extraños capiteles hexagonales, en los que podemos ver varias imágenes de monjes representados.



El arco inferior se cierra con un dintel labrado con el relieve de un Cristo Crucificado,  y a sus lados, una Virgen sedente con el Niño en brazos y la figura de un abad que algunos citan como Bernardo, arrodillado en actitud orante.

    Valladolid

Wamba  *  Santa María

Según algunos expertos, en el lugar de la actual iglesia de Wamba  pudo existir una edificación anterior visigoda, pero no vemos aquí nada que lo atestigüe.  Se trata de una iglesia de tres naves,  con tres tramos, crucero y tres ábsides planos.  En su fábrica se observan dos tipos de construcción, la parte prerrománica levantada con ladrillos y mampostería y la parte románica, con una buena sillería.



De la iglesia mozárabe sólo se conserva la cabecera triple, un tramo de las naves y el muro norte.  El resto del templo es ya una construcción de finales del siglo XII cuando los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén de la que pasó a depender, acometieron la ampliación de Santa María de Wamba.




Los tres ábsides y el transepto, de época prerrománica, se comunican mediante arcos de herradura que dividen las tres naves. Las naves se cubren con una techumbre de madera, que descansa directamente sobre ménsulas sencillas. A los pies del edificio existió un coro, eliminado posteriormente.



Estos arcos apoyan en unos buenos capiteles de inspiración bizantina decorados con motivos vegetales que representas hojas de acantos, posiblemente reaprovechados de la primitiva iglesia visigótica. 



Cuando pasamos por la sala capitular llama mucho la atención una deteriorada columna con nervaduras en el techo dando la impresión de ser una palmera; por ello, es llamada el árbol de la vida, de la que se decía que tenía propiedades curativas para quienes la tocaban. Está muy desgastada debido sobre todo a la humedad de las corrientes de agua subterráneas.



La parte de la iglesia reconstruida por los Caballeros Hospitalarios en el siglo XII es de estilo cisterciense. En su muro del evangelio se abre una puerta, que da acceso al baptisterio. Es una antigua capilla, cubierta por bóveda de crucería del siglo XIII, que se apoya sobre ménsulas.



En el hastial occidental de abre una buena portada compuesta por un arco de medio punto rodeado de tres arquivoltas abocinadas, decoradas, las dos exteriores con molduras de baquetón con tacos en la escocia, mientras que la intermedia es polilobulada muy semejante a la decoración que lleva la chambrana con pequeños arcos en forma de lóbulos.




Apoya todo el conjunto en tres pares de columnas de fuste cilíndrico coronadas por capiteles decorados con motivos vegetales y animalísticos, donde podemos ver un par de salamandras enroscadas y dos pavos enfrentados metiendo su pico en una copa. 

Esta portada está protegida por un tejaroz sustentado por una buena serie de canecillos, con cabezas de animales y personajes en actitud burlesca.



 En la parte superior de la puerta de acceso vemos dos ménsulas que sirven de dintel para apoyar el tímpano y que representan dos rostros barbudos mordiéndose la punta de la barba.




El tímpano se decora con una una franja de florones de ocho pétalos con perlitas en los nervios siguiendo la arquivolta, más abajo otros cuatro de once pétalos colocados en dos alturas. En el centro del tímpano podemos ver una inscripción cuyo texto es:  “ERA MCCXXXIII” que una vez descontados los 38 años para acoplarlos a nuestra era nos da el año 1195. 



 La fachada sur, toda de sillares, presenta una puerta sencilla, apuntada con dovelas.​ Está cubierta por un pórtico de época posterior, sostenido por cuatro enormes columnas lisas sin ninguna decoración. Sobre el crucero se levanta la torre campanario de planta cuadrada, donde se abren dobles troneras para campanas  en cada lado. 




Al norte de la iglesia, en el lugar donde estuvo el claustro del monasterio, se halla un gran patio.  A él se abren varias dependencias, como el baptisterio, la capilla de Doña Urraca y el osario. En el osario se conservan los restos de más de 2000 personas, entre monjes, mujeres e incluso niños, que se han ido recopilando desde la Alta Edad Media, por razones que nadie puede explicar.
En una de sus paredes se puede leer el siguiente epitafio: “Como te ves, yo me vi. Como me ves, te verás. Todo acaba en esto aquí. Piénsalo y no pecarás”.


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