Ermita visigótica de Santa María
de Quintanilla de las Viñas
La ermita visigótica de Santa María ubicada en Quintanilla de las
Viñas puede considerarse una de las más monumentales obras de la arquitectura
visigoda conocida, aunque los restos que podemos contemplar hoy se reducen a la
cabecera y el brazo del crucero.
Por lo que podemos ver entre lo que queda en pie y por los restos
todavía visibles, se trataría de un templo con cabecera plana, una planta
basilical de tres naves, la central bastante más ancha, separadas mediante
pilastras y un transepto.
Precediendo a
la nave principal se abriría un pórtico de la misma anchura que la nave. Lo que queda en pie del templo se ilumina por
medio de varias ventanas aspilleradas y muy estrechas
El resto nos lo debemos imaginar por las huellas que quedan en el
suelo que corresponden con las cimentaciones que tenía la iglesia original. Está construida con grandes bloques de piedra de sillería arenisca,
colocadas sin argamasa. Todos los
sillares están perfectamente escuadrados y en dos tipos de piedra; caliza y
arenisca. En el interior se advierte la
presencia de arcos de herradura.
En todo el perímetro de la cabecera y el transepto podemos ver unos frisos
extraordinarios, esculpidos en un relieve muy superficial que representan
diversos motivos, tanto vegetales, como geométricos, o monográficos con claro
sabor bizantino
Lo más interesante de la decoración, podemos dividirlo en dos
grupos; por un lado los frisos del
exterior a lo largo de los muros y por otro la decoración interior a base de
grandes bloques con ornamentación figurada.
Destacan los frisos que se extienden a lo largo del perímetro de
los muros por el exterior. Se trata de tres frisos superpuestos que se
corresponden con otras tantas hiladas de sillares con un extraordinario repertorio
decorativo.
En el friso más alto podemos ver representaciones de perdices, pavos reales en diferentes posiciones (símbolo de la inmortalidad o resurrección), vemos también animales fantásticos, cuadrúpedos, hojas de vid y racimos de uvas (que representan la eucaristía), todos dentro de unos círculos de decoración sogueada y con hojarasca entre ellos.
Más sencillos me parecen los símbolos tallados en el friso más
inferior de la cabecera, donde podemos ver una temática completamente vegetal a
base de zarcillos, racimos de uvas, hojas de vid y varios elementos florales. A
diferencia de los dos frisos superiores, en este, los círculos que encierran
los temas no se decoran con sogueado sino con una simple incisión en el centro.
Según algunos historiadores, cabría la posibilidad de que aquí en Quintanilla
habrían trabajado dos talleres diferentes, a uno correspondería el friso
inferior, para mí de menos calidad y el otro sería el autor de los frisos
superiores.
San Juan Bautista
de Baños de Cerrato
La iglesia de San Juan de
Baños, a pesar de los siglos se ha conservado en muy buen estado, conservando
buena parte de la estructura visigótica, solo alterada por algunas
restauraciones hechas sobre el siglo XVI, que alteraron bastante la zona de la
cabecera.
La puerta de acceso está situada dentro de un pórtico, y se abre por medio de un arco de ligera herradura y perfilado por dovelas en cuya clave lleva grabada una cruz patada. Corona esta puerta un guardapolvo formado por una cenefa de flores de cuatro pétalos. La espadaña de una sola tronera y que acaba en un piñón triangular.
Al igual que vimos en la ermita de Quintanilla de las Viñas, está
edificada con grandes sillares de piedra arenisca muy bien escuadrados y
colocados sin argamasa. Esta iglesia
presenta actualmente una planta trapezoidal a la cual se accede por un pórtico
abovedado abierto en el hastial oeste.
Se estructura por medio de tres naves, de las como habitualmente la
central es más alta y ancha que las laterales y están separadas por arcos de
herradura como corresponde a la época.
Apoyan en cuatro columnas romanas a cada lado, coronados por una serie de
capiteles vegetales, algunos reaprovechados de la época romana.
Como hemos dicho, estas columnas rematan en unos interesantes capiteles de cestas troncopiramidales, de los
cuales, llama la atención uno que se
sitúa a la altura de la cabecera; es un capitel de pura tradición corintia que
con seguridad fue reaprovechado de un templo romano. Tan solo unos pocos capiteles situados cerca
de los pies del templo parecen auténticamente visigodos.
También en el interior vemos sus paramentos decorados con distintos
frisos con motivos geométricos y vegetales y como ocurre con los
capiteles unos son auténticamente visigodos y otros parece que han sido
reaprovechados de templos tardorromanos.
El arco triunfal se abre con un arco de herradura cubierto con un guardapolvo
decorado con motivos vegetales a base de zarcillos. Apoya sobre una imposta
decorada con rosetas que se prolonga por todo el muro de la cabecera.
Encima de este arco triunfal podemos ver incrustada en el muro una
réplica de la lápida de fundación copia de la que se exhibe en el Museo
Arqueológico de Madrid, en la que el rey Recesvinto dedica la fundación de la
iglesia de San Juan Bautista
Podemos ver otra lápida en yeso colocada a la altura de nuestra
vista con la siguiente leyenda. "Precursor del señor, mártir Juan Bautista posee esta casa,
construida como don eterno, la cual, yo mismo, Recesvinto rey, devoto y amador
de tu nombre, te dediqué, por derecho propio, en el año tercero, después del
décimo como compañero ínclito del reino. En la Era seiscientos noventa y
nueve"
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