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lunes, 19 de febrero de 2018

PRERROMANICO

Ermita visigótica de Santa María
de Quintanilla de las Viñas




La ermita visigótica de Santa María ubicada en Quintanilla de las Viñas puede considerarse una de las más monumentales obras de la arquitectura visigoda conocida, aunque los restos que podemos contemplar hoy se reducen a la cabecera y el brazo del crucero. 



Por lo que podemos ver entre lo que queda en pie y por los restos todavía visibles, se trataría de un templo con cabecera plana, una planta basilical de tres naves, la central bastante más ancha, separadas mediante pilastras y un transepto. 





Precediendo a la nave principal se abriría un pórtico de la misma anchura que la nave.  Lo que queda en pie del templo se ilumina por medio de varias ventanas aspilleradas y muy estrechas





El resto nos lo debemos imaginar por las huellas que quedan en el suelo que corresponden con las cimentaciones que tenía la iglesia original. Está construida con grandes bloques de piedra de sillería arenisca, colocadas sin argamasa.  Todos los sillares están perfectamente escuadrados y en dos tipos de piedra; caliza y arenisca.  En el interior se advierte la presencia de arcos de herradura.



En todo el perímetro de la cabecera y el transepto  podemos ver unos frisos extraordinarios, esculpidos en un relieve muy superficial que representan diversos motivos, tanto vegetales, como geométricos, o monográficos con claro sabor bizantino




Lo más interesante de la decoración, podemos dividirlo en dos grupos;  por un lado los frisos del exterior a lo largo de los muros y por otro la decoración interior a base de grandes bloques con ornamentación figurada.




Destacan los frisos que se extienden a lo largo del perímetro de los muros por el exterior. Se trata de tres frisos superpuestos que se corresponden con otras tantas hiladas de sillares con un extraordinario repertorio decorativo.



En el friso más alto podemos ver representaciones de perdices, pavos reales en diferentes posiciones (símbolo de la inmortalidad o resurrección),  vemos también   animales fantásticos, cuadrúpedos, hojas de vid y racimos de uvas (que representan la eucaristía), todos dentro de unos círculos de decoración sogueada y con hojarasca entre ellos.



En el friso intermedio podemos ver varios monogramas, o símbolos formados por letras entrelazadas al más puro estilo paleocristiano y bizantino que forman los crismones, pero de casi imposible identificación.  Se alternan estos monogramas con estrellas de seis puntas que decoran sus rayos con sogueado y dentro de círculos con esta misma decoración.  Lo esencial en este tipo de representaciones era el símbolo, por lo que las figuras aparecían aisladas entre sí.



Más sencillos me parecen los símbolos tallados en el friso más inferior de la cabecera, donde podemos ver una temática completamente vegetal a base de zarcillos, racimos de uvas, hojas de vid y varios elementos florales. A diferencia de los dos frisos superiores, en este, los círculos que encierran los temas no se decoran con sogueado sino con una simple incisión en el centro.



Según algunos historiadores, cabría la posibilidad de que aquí en Quintanilla habrían trabajado dos talleres diferentes, a uno correspondería el friso inferior, para mí de menos calidad y el otro sería el autor de los frisos superiores.


San Juan Bautista
de Baños de Cerrato


Los orígenes  de la iglesia de San Juan de Baños, ya durante la época de la Monarquía Visigoda, se remontan al año 661, cuando, el rey Recesvinto  según consta en una lápida de consagración que podemos ver por encima del arco triunfal mandó construir el templo. En esta inscripción aparece mencionado el año 699, que descontando los 38 habituales, se correspondería con el año 661 de nuestra era.




La iglesia  de San Juan de Baños, a pesar de los siglos se ha conservado en muy buen estado, conservando buena parte de la estructura visigótica, solo alterada por algunas restauraciones hechas sobre el siglo XVI, que alteraron bastante la zona de la cabecera.



 La puerta de acceso está situada dentro de un pórtico, y se abre por medio de un arco  de ligera herradura y perfilado por dovelas en cuya clave lleva grabada una cruz patada.  Corona esta puerta un guardapolvo formado por una cenefa de flores de cuatro pétalos.  La espadaña de una sola tronera y que acaba en un piñón triangular.


Al igual que vimos en la ermita de Quintanilla de las Viñas, está edificada con grandes sillares de piedra arenisca muy bien escuadrados y colocados sin argamasa.  Esta iglesia presenta actualmente una planta trapezoidal a la cual se accede por un pórtico abovedado abierto en el hastial oeste.


Se estructura por medio de tres naves, de las como habitualmente la central es más alta y ancha que las laterales y están separadas por arcos de herradura como corresponde a la época.  Apoyan en cuatro columnas romanas a cada lado, coronados por una serie de capiteles vegetales, algunos reaprovechados de la época romana.


Como hemos dicho, estas  columnas rematan en unos interesantes  capiteles de cestas troncopiramidales, de los cuales, llama  la atención uno que se sitúa a la altura de la cabecera; es un capitel de pura tradición corintia que con seguridad fue reaprovechado de un templo romano.  Tan solo unos pocos capiteles situados cerca de los pies del templo parecen auténticamente visigodos.


También en el interior vemos sus paramentos decorados con distintos frisos  con motivos geométricos y vegetales y como ocurre con los capiteles unos son auténticamente visigodos y otros parece que han sido reaprovechados de templos tardorromanos.



El arco triunfal se abre con un arco de herradura cubierto con un guardapolvo decorado con motivos vegetales a base de zarcillos. Apoya sobre una imposta decorada con rosetas que se prolonga por todo el muro de la cabecera.


Encima de este arco triunfal podemos ver incrustada en el muro una réplica de la lápida de fundación copia de la que se exhibe en el Museo Arqueológico de Madrid, en la que el rey Recesvinto dedica la fundación de la iglesia de San Juan Bautista


Podemos ver otra lápida en yeso colocada a la altura de nuestra vista con la siguiente leyenda.   "Precursor del señor, mártir Juan Bautista posee esta casa, construida como don eterno, la cual, yo mismo, Recesvinto rey, devoto y amador de tu nombre, te dediqué, por derecho propio, en el año tercero, después del décimo como compañero ínclito del reino. En la Era seiscientos noventa y nueve"



Finalmente vemos flanqueando al ábside central, colgada una réplica de la corona del rey Recesvinto encontrada en el tesoro de Guarrazar y en un pequeño baptisterio se expone una enorme pila bautismal que parece de los tiempos en que realizaban los ritos por inmersión.




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